domingo, 6 de julio de 2008

Licencia Lúdica

El común denominador del catálogo de cuentos de Ariel Barría es su preocupación por experimentar e innovar en las formas narrativas, pero no de manera presuntuosa y rígida sino con un espíritu ameno y casi juguetón pendiente de qué nueva estrategia puede ser efectiva como invitación al lector a participar en el cuento en una especie de baile intelectual con el narrador. Por eso no debería sorprendernos que en su más reciente esfuerzo ha optado por delegar la autoría de sus relatos a una docena de escritores de diferentes edades y diversos antecedentes sociales, todos producto de su inquieta imaginación.

Ojos para Oír, colección galardonada con el Premio Ricardo Miró 2006, es una excelente propuesta para revitalizar el género del cuento, que quizás es más vulnerable a todas las distracciones multimedia con las cuales compite la palabra escrita hoy en día dado que necesita mantener al lector incentivado para proseguir a la siguiente historia.

Ariel Barría responde a este desafío con una historia superpuesta, un hilo conductor en la forma de un respetado profesor y tallerista literario que nos presenta en el discurso de cierre de su carrera el material que se originó en su último taller. De esta forma, el galardonado escritor le cede el crédito de cada uno de las veintiséis narraciones a un desfile de personajes ficticios cuyas biografías son en realidad mini-cuentos adicionales y que trazan a grandes rasgos personalidades consistentes con la producción literaria de cada uno.

Así, el educador nos va presentando paulatinamente a un hijo de la guerrilla sandinense que nos ofrece dos cuentos sobre la vida dentro del conflicto armado, a un poeta que ha salvado su vida con sus versos, a una pareja cuyo amor por las letras los unió tras conocerse en el taller, o a la conmovedora biografía del “autor” de Suicida con Angeles.

La temática variada de Ojos para Oír subraya el encanto de hechos cotidianos, incluyendo cuentos que ironizan las convenciones, como el romance trascendental de Al Lado, o la peculiar manifestación del amor maternal en Mamá Dolores, o el absurdo de la muerte a través de la óptica campesina en Noticia. Asimismo nos encontramos con una brillante advertencia sobre el propio oficio del escritor en El Corrector y en Conciliábulo Crítico, y nos deleitamos con la sencillez engañosa de Y Sobran… y con la forma en que la peculiar escritora “Etcétera” nos retrata la habilidad del ser humano para evadirse de su realidad en Marte. Podríamos continuar haciendo acotaciones a cada uno de los cuentos, pero basta con señalar que en ellos se luce el humor característico de Ariel Barría y se deja entrever una profundidad insospechada en sus planteamientos que hace gala al título de la obra.

Por cierto, el libro no concluye sin atar su último cabo suelto, y es que el Discurso Solemne no es sólo un recurso sino una historia más, y el instructor en las letras verifica si hemos estado pendientes de sus palabras cuando puntualiza la obra con un giro final que le da una nueva perspectiva a su memorable taller.

Junio, 2008

Previas reseñas del autor:
http://mutismaldonado.blogspot.com/2007/05/las-sensaciones-del-nuevo-siglo.html.
http://lapiladelibros.blogspot.com/2008/05/el-ltimo-en-salir-que-apague-estos.html

Referencia Bibliográfica:
Barría, Ariel. Ojos para Oír. Panamá: Editorial Mariano Arosemena, 2007. 122 p.