domingo, 1 de marzo de 2009

Réquiem para 007

En ocasión del regreso de James Bond a la pantalla grande a finales del año pasado, luego de ver a Daniel Craig paseándose por el Casco Antiguo y Avenida B decidí leer la novela Devil May Care, escrita por Sebastian Faulks en homenaje al centenario del nacimiento de Ian Fleming, creador del espía más célebre de la ficción.

De los libros del agente 007 sólo había leído Casino Royale tiempo atrás interesado en descubrir el concepto original de Fleming que Hollywood tanto había diluido hasta el lanzamiento de la película homónima. Me encontré en Devil May Care al mismo personaje de aquel libro, con unos años y unas cuantas cicatrices extra, pero con la misma voluntad para llevar su misión a feliz término.

Para quien busca una aventura de acción e intriga, Devil May Care contiene todos los elementos que uno espera de una historia de Bond: Un adversario con una deformidad física y un carácter despiadado, una trama insólita para desviar el curso de la sociedad, viajes alrededor del mundo a sus rincones más exóticos y una dama atractiva y enigmática que despierta el interés de nuestro héroe.

Lamentablemente, la novela no posee mucho más que eso. Faulks aparentemente se limitó a reproducir la fórmula de Fleming sin mucho afán de innovación. Las partes más interesantes las encontramos al comienzo, cuando nos encontramos con James en un sabático, conciliando los recuerdos de sus aventuras pasadas con la posibilidad de que ya es hora de dejar atrás el trabajo de campo y cerrar esa etapa de su vida. Éste es un Bond que se encuentra con una mujer hermosa que intenta seducirlo y decide dejarla pasar pues está perdiendo su apetito por sus antiguos juegos. Desafortunadamente este Bond desaparece tan pronto M le asigna una nueva misión; habría sido más interesante que llevara las dudas consigo a lo largo de la novela.

Otra perspectiva interesante que Faulks pudo aprovechar mucho más fue la distancia histórica que tiene con la época en la que se desarrolla la historia. Devil May Care tiene lugar en 1967, en un momento en que las relaciones entre MI6 y la CIA se han enfriado porque el Reino Unido no apoyó a Estados Unidos en Vietnam. Bond observa una sociedad cambiante en la cual las drogas se están volviendo un problema apremiante. Sus investigaciones lo llevan hasta Persia, presagiando la amenaza que Irán llegará a ser para la paz mundial. Y en el último trecho de su misión James visita por primera vez la Unión Soviética, descubriendo que el enemigo quizás no es tan fuerte como suponía.

Todos estos elementos se prestaban para una trama mucho más completa y provocativa que la escrita por Faulks. Por otro lado, considerando que los herederos de Fleming le comisionaron la confección de este libro como parte de un ejercicio publicitario que incluyó su lanzamiento a bordo del navío HMS Exeter (http://news.bbc.co.uk/1/hi/entertainment/7420894.stm) y la creación de una canción al estilo de los films por el grupo SAL (http://www.youtube.com/watch?v=tEs73nynO2o), quizás parte de sus instrucciones era no romper con ninguno de los paradigmas de la serie.

Si habrá futuras entregas en prosa del agente 007, recomiendo hacer propuestas más audaces. Por ejemplo, sería interesante ver a un Comandante Bond de avanzada edad a finales de los ochenta o los noventa, ocupando la posición de M y dirigiendo al Servicio Secreto contra las nuevas amenazas que se ciernen sobre el Siglo XX. Mientras tanto, éste podemos considerarlo como uno de los pocos casos en los que la palabra escrita ha sido superada por el cine mediante la saga que los Broccoli están construyendo en torno a Craig.

Enero, 2009

Referencia Bibliográfica:
Faulks, Sebastian. Devil May Care. Londres: Penguin Books, 2008, 295 p.