martes, 2 de febrero de 2010

Dos Hitmans y una Katoey

“Hay un cierto tono del grito humano que es imposible ignorar, que taladra directamente a las partes más primitivas del cerebro. Es del tipo que te para los pelos, hace que tu escroto se retraiga, que tus pies se congelen donde están. Ese es el grito que se desprendió de este sujeto cuando le enterré mi cuchillo, y era exactamente el grito que yo quería.” John Rain

Barry Eisler retorna al personaje con el cual se dio a conocer como escritor, el asesino profesional John Rain, en su cuarta novela Killing Rain, una de las entregas más entretenidas de la saga. Como percibí en la lectura de los dos libros anteriores, Eisler ha logrado reubicar a John en la posición propicia para protagonizar una serie, y el resultado es una aventura que continúa diluyendo la moral gris del personaje central.

Rain continúa guardando distancia de Tokio para evitar las represalias de su enemigo original, Yamaoto. A través de su conexión con Delilah, la hermosa agente israelí que conoció en Rain Storm, accede a un contrato con la Mossad, quienes lo han escogido para eliminar a un peligroso terrorista valiéndose de sus talentos especiales para simular una muerte natural. Ésta es una de las señales de que Eisler está colocando a su protagonista en el sendero de la redención, ya que aunque no figura en la motivación de John, en esta ocasión se propone ejecutar un homicidio “justo”.

Pero el evento más decisivo en la evolución del personaje ocurre justo cuando está a punto de eliminar a su víctima en un baño de Manila. Tras haberlo vigilado en compañía de su hijo pequeño, a John lo atacan dudas justo en el momento crítico y la misión rápidamente sucumbe a un caos del cual apenas logra escapar con su vida. Ahora su nueva conciencia es la menor de sus preocupaciones. El fracaso lo convierte en un blanco de un agente libre al servicio de la inteligencia estadounidense y de la misma Mossad, quienes desean eliminarlo para ocultar su participación.

Hay muchas escenas que disfrutar en Killing Rain, y la gran mayoría nacen de la interacción de Rain con el elenco que Eisler ha acumulado alrededor de él. John ya no es un operador solitario; ha entablado una sociedad con Dox, el francotirador que conocimos en el libro anterior, cuya efervescente personalidad hace un dramático contraste con el estoicismo de Rain. Dox aporta a estos relatos una nueva dimensión humorística ya que las escenas más divertidas del libro nacen de la dificultad que Rain confronta para adaptarse a su estilo. Pero esta jocosidad no resta mérito a las habilidades de Dox en acción, que complementan oportunamente la letalidad del protagonista.

La seductora Delilah adquiere mayor profundidad como ser humano en esta novela pues tenemos la oportunidad de comprender desde su perspectiva el difícil trabajo que desempeña para su nación y las consecuencias profesionales y personales intrínsecas a su oficio. Además, su romance con John se intensifica. En ella nuestro sicario ha encontrado una compañera a su nivel con quien realmente puede compartir toda su vida, y hay buenas probabilidades de que Delilah destrone a Midori del corazón de Rain.

Otro personaje que conocimos periféricamente en Rain Storm y que gana protagonismo en Killing Rain es Jim Hilger, un operador independiente en el mundo de la inteligencia oriental vinculado ambiguamente a la CIA. Hilger es brillante, amoral, despiadado y exhibe una atemorizante convicción de que el fin siempre justifica los medios. Más allá de los oponentes que enfrenta en cada aventura, en Hilger John ha ganado un adversario a largo plazo.

Como si fuera poco, descubrimos como valor agregado que al concluir la novela el autor incluye unos breves pero interesantes artículos sobre las artes de combate y las técnicas de vigilancia a las que recurre en sus relatos, e incluso nos da algunas recomendaciones musicales del Jazz, el género favorito de John.

Killing Rain no sólo cumple con la tensa acción a la que Barry Eisler nos ha acostumbrado en las novelas de este personaje sino que excede esas expectativas. El autor ha cultivado una estupenda dinámica entre Rain, Dox y Delilah que no sólo es fuente fértil de futuras historias sino que provoca el crecimiento emocional de su protagonista. Y, como si esto no bastara, en sus últimas páginas reaparece el fascinante Tatsu con una revelación que vaticina el duelo final con Yamaoto y nos deja anticipando ansiosamente el siguiente capítulo en la vida de este peculiar asesino.

Enero, 2010

Referencia Bibliográfica:
Eisler, Barry. Killing Rain. EEUU: Onyx, 2006. 373 p

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