domingo, 4 de octubre de 2009

Riesgos Profesionales

Omití mis comentarios sobre Hard Rain, la segunda novela del sicario medio americano y medio japonés John Rain, ya que aunque disfruté su relato, no la encontré a la altura del primer libro que presentó al personaje, Rain Fall. Sospecho que Rain no fue destinado originalmente a protagonizar una serie, sino que esta decisión se tomó a la luz del éxito de su primera novela. Aquel libro retrata la aparente conclusión de la carrera de John, cuando la CIA, el Keisatsucho y la Yakuza todos descubren su identidad y lo ponen contra la pared.

Hard Rain, por otro lado, fue una novela de transición. Con esto no quiero acusarlo de ser un mal libro. Es entretenido, con suficiente acción y giros como para generar ávido interés. Pero en contraste con Rain Fall se percibe que algún ingrediente le falta, su ritmo narrativo desafina en contraste con la entrega anterior. Esto quizás se debe a que en sus páginas Barry Eisler parece estar disimuladamente reconstruyendo su elenco para protagonizar una serie: Se eliminan personajes que han agotado su potencial y se añaden otros que traen consigo nuevas oportunidades para Rain.

Afortunadamente el tercer libro, Rain Storm, supera aquellos escollos y recobra la efectividad del primero, con una trama sólida que desde la primera página te envuelve en un ambiente de constante tensión que te mantiene pendiente del siguiente paso de Rain, a quien en esta ocasión encontramos en Macau, siguiendo los pasos de un importante traficante de armas llamado Belghazi a quien ha accedido a eliminar valiéndose de su especialidad: Simular una muerte natural. Pero esta vez John se encontrará con una serie de obstáculos que dificultarán su misión.

Por un lado, Rain Storm introduce un nuevo factor que hacía falta en los libros de Rain: Una femme fatale a la cual Eisler aptamente nombra Delilah. Su exuberante hermosura se mezcla con las múltiples capas de misterio que cubren sus acciones. Cuando la conocemos aparenta ser la compañera sentimental de Belghazi, pero junto a Rain descubrimos que es una agente independiente, capaz de sorprender y confundir al hitman tanto por sus destrezas operativas como por sus habilidades para la seducción. Por primera vez vemos a un Rain indeciso entre lo que la razón le recomienda hacer y lo que sus instintos le proponen.

Por otro lado conocemos a un colega de Rain de sus días en Afganistán llamado Dox, a quien inicialmente se le encomienda interrumpir el retiro de Rain en Brasil. Aunque en el presente Dox se desenvuelve en el mismo campo profesional que Rain su especialidad es diametralmente distinta: Él es un hábil francotirador, aunque la personalidad efervescente y entusiasta que Eisler le otorga no sólo contrasta con el tradicional perfil del francotirador sino con la personalidad del mismo John Rain, quien a lo largo de la obra tendrá que determinar si Dox es un nuevo enemigo del cual protegerse o algo que él nunca ha tenido: Un amigo y compañero en armas.

Afortunadamente las adiciones no desplazan a los personajes favoritos de las novelas anteriores como Tatsu, el noble pero pragmático policía de la Keisatsucho que mantiene una alianza secreta con Rain, o como Kanezaki el joven agente de la CIA que John conoció en Hard Rain y que a estas alturas ya va adquiriendo la malicia exigida por su profesión. Permanece también la siniestra sombra de Yamaoto, el rey del crimen organizado japonés que Eisler mantiene en reserva, prometiéndonos tácitamente que un enfrentamiento con él espera a John en el futuro.

La evolución en el aspecto romántico de Rain también es bienvenida. Ahora, en lugar de tener a Midori como el único amor perdido de John, contamos con un grupo de féminas cada una con rasgos muy propios, cada una con un potencial distinto como tentación para desviar a Rain de su camino: Además de la irresistible Delilah ya mencionada tenemos a Naomi, la exótica emigrante brasileña de Hard Rain a quien John ubica en su tierra natal en Rain Storm, pese a que la sombra de Midori sigue eclipsando el corazón del asesino. Cada una es una opción intrigante, y al no haber un camino predefinido evidente la vida de John Rain se torna más impredecible.

Como si fuera poco, las amenazas contra el protagonista también parecen estar acumulándose. A Belghazi casi no lo conocemos; él permanece en el rol de presa y su única caracterización es como un combatiente salvajemente eficiente en el desenlace de la historia. Pero sospecho que el verdadero aporte es Jim Hilger, el misterioso agente de la CIA sin alianza aparente y que constantemente le lleva la ventaja a todos los bandos.

En fin, con Rain Storm Eisler adquiere un elenco bien posicionado para avanzar la saga. En este libro John Rain llega al mundo post 9-11 y las misiones para las que es contratado ayudan a mitigar la ambigüedad moral en la que se enmarca su oficio. Pero el autor debe evitar alejarse prolongadamente de Japón. Aunque fue muy interesante ver a Rain desenvolverse en otros ambientes como Brasil, un componente importante del personaje es el Tokio noir que imaginó Eisler, y al desprenderlo de este terreno Rain corre el riesgo de convertirse en otro héroe genérico.

Y, ¿qué se puede decir de la historia de Rain Storm? Barry Eisler renueva le serie con esta aventura en la cual Rain persigue a Belghazi por Macau, Hong Kong, Japón e inclusive Estados Unidos, a medida que descubre que el mundo está cambiando y pasa de ser el cazador a ser el objetivo de múltiples enemigos que tras una cortina de secretos se han propuesto exterminarlo.

¿Qué más puedes pedir?



Septiembre, 2009

Referencia Bibliográfica:
Eisler, Barry. Rain Storm. EEUU: Signet, 2005. 375 p.

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