miércoles, 13 de octubre de 2010

Fábrica de Monstruos

Sospecho que cuando Tom Rob Smith decidió escribir su primera novela, Child 44, tenía una historia distinta en mente. Fascinado con el asesino en serie soviético Andrei Chikatilo, Smith vio la oportunidad de recrear el thriller en un escenario atípico al insertar una ola de asesinatos similares a los de Chikatilo durante la época de Stalin, y concibió una premisa repleta de un rico potencial.

Child 44 nos transporta a 1953, a la última etapa del Stalinismo, en donde un asesino en serie deja a su paso una serie de cadáveres de niños a lo largo de la Unión Soviética, valiéndose del arma más poderosa a su favor: La acérrima oposición de los gobernantes a reconocer que en la perfecta sociedad comunista puedan suceder crímenes tan atroces.

Es en estas circunstancias que conocemos al protagonista, Leo Stepanovich Demidov, un agente de la MGB—la Policía Secreta—a quien le han encomendado disciplinar a un colega que alega que su hijo fue asesinado. Leo desempeña esta tarea con la misma eficiencia implacable con la cual se conduce habitualmente, y rápidamente reconocemos la genuina convicción en el sistema soviético en la que Leo, un célebre héroe de la Gran Guerra Patriótica contra los Nazis, ha erigido los cimientos de su vida.

La realidad, sin embargo, está a punto de demoler todas sus ilusiones. Durante la aprehensión de un supuesto disidente Leo entra en conflicto con Vasili, un agente rival, cuya envidia se coagula en un plan siniestro para arruinar a Leo. Cuando la institución lo pone a prueba al ordenarle investigar a Raisa—su esposa—que ha sido acusada de espionaje, Leo descubre de primera mano las injusticias de un sistema opresor en el que todos son preventivamente culpables de alguna trasgresión contra el Estado.

Al defender la inocencia de Raisa, Leo es castigado con un deshonroso destierro a la milicia del pueblo remoto de Voualsk en el que las vicisitudes lo obligan a descubrir todas las falacias con las cuales se ha justificado por muchos años. Sin carrera, con un matrimonio en ruinas, y con sus padres pagando el precio de su rebelión, Leo encuentra su única motivación en el hallazgo de un niño asesinado de forma similar al de Moscú. Comprendiendo que su nación está siendo recorrida por un asesino en serie con el cual el Estado no puede lidiar, Leo emprende una investigación secreta con la eventual ayuda de su superior, el General Nesterov. Pero las buenas intenciones no bastan en la URSS; el solo hecho de plantear esta teoría es considerado una insurrección, y Leo y Raisa acaban huyendo de la maquinaria estatal, con el compromiso que su último acto será matar al misterioso asesino de niños.

Aunque Child 44 se apoya en una trama sólida llena de giros y revelaciones, la novela se enriquece con los numerosos personajes que habitan sus capítulos, y Smith tiene una habilidad nata para calzarnos los zapatos de cada uno de ellos. Percibimos intensamente la traumatizante crisis de conciencia que sufre Leo, la malsana obsesión de Vasili con Leo, el sufrimiento de los homosexuales perseguidos en Voualsk, la tragedia del veterinario Anatoly Brodsky, el indomable espíritu de supervivencia de Raisa aún frente a los abusos del Doctor Zarubin, y el desolador romance invertido que vive con Leo, con quien se casó por temor pero que en sus horas más difíciles aprende a amar.

Cada evento de Child 44 revela que la “sociedad pefecta” del obrero se ha convertido en una fábrica de monstruos. En este escenario, el más monstruoso de todos pasa inadvertido. El asesino de niños de Smith no sólo está inspirado en Chikatilo sino que importantes segmentos de su vida son idénticos a los del psicópata de la vida real, pero a medida que lo conocemos descubrimos una motivación y una metodología mucho más elaborada y teatral. Su trágico descenso a la locura lo hace un adversario intrigante y perturbador, y para detenerlo Leo tendrá que despojarse de la última fantasía a la cual se ha aferrado toda su vida.

La precisión con la cual el asesino fue diseñado me hace suponer que Tom Rob Smith había planeado dedicar una porción mayor de su obra a esta trama, pero el producto final revela una fascinación del autor con las tragedias de la vida soviética que en consecuencia redujo la participación del asesino, quien se vuelve casi un elaborado McGuffin que obliga a Leo y a Raisa a navegar la crueles realidades de su país. Esto lo acentúa la siguiente novela de Smith, The Secret Speech, la cual penetra aún más en las brutales contradicciones de la vida soviética.

Para un thriller, permitir que el Estado opaque al psicópata es una decisión creativa inusual y arriesgada. Pero para una novela que retrata a un sistema que destruyó más vidas que cualquier asesino en serie, es la decisión acertada para trascender de un libro entretenido a una obra inolvidable.




Septiembre 2010

Referencia Bibliográfica:
Smith, Tom Rob. Child 44. Nueva York: Hatchette book Group, 2009. 493 p.

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