lunes, 14 de mayo de 2007

Las Sensaciones del Nuevo Siglo

Alquilar una cinta de VHS no es suficiente en el nuevo siglo. Ahora necesitamos DVD’s, que no sólo nos ofrecen la película, sino documentales sobre cómo se filmó, entrevistas con directores, guionistas, actores, escenas eliminadas, videos musicales, comentarios de los productores a lo largo del film y hasta contenido CD-ROM interactivo para entretenerse en la computadora.

Ariel Barría Alvarado es un escritor para el nuevo siglo. Sus obras no se digieren en una sola sentada, aunque de por sí esa primera lectura complace más que el libro promedio. Desde su galardonada novela La Loma de Cristal Ariel nos viene planteando propuestas multi-facéticas que le ofrecen una profunda experiencia al lector sagaz.

En Nombre del Siglo, su más reciente producción, es una colección de veintitrés cuentos de múltiples niveles. Y como valor agregado el título de cada relato es un tributo a los poetas panameños del siglo XX, valiéndose de diversos versos para encabezar una serie de situaciones con las cuales Ariel, haciendo gala de la aguda habilidad de un observador meticuloso, retrata las paradojas y contradicciones de la vida en este nuevo milenio.

Tal vez, si algún día encontrásemos el tiempo para salir a pasear sin las prisas habituales, y lo invirtiéramos en contemplar el mundo en el que nos desenvolvemos, experimentaríamos algunas de las sensaciones que estos cuentos transmiten ...

Resignación

Los conflictos bélicos ya no son pasajeros. Las causas cambian y los escenarios son remodelados, pero el drama es el mismo. En El Redoble y el Sable damos un vistazo al amor fugaz de dos jóvenes conscientes de que el mundo caótico jamás les brindará una mejor ocasión para cultivarlo.

Ilusión

Once líneas son suficientes para subrayar la mayor debilidad del ser humano: La necesidad de ilusionarnos, aunque sean nuestras propias manos las que aten la venda sobre nuestros ojos, como lo hace la boliviana Margarita en Nostalgia de azul, de cumbre y de alas, con tal de creer que el cliché milenario esta vez tendrá un final feliz. Y, curiosamente, el título de este cuento nos conduce a un poema sobre la siguiente ilusión, la maternidad, proyectando una imagen completa de los sueños de la protagonista.

Obsolescencia

El oficio de escribir también evoluciona, pero como los viejos funcionarios que aún son alérgicos a las computadoras, en Duele la Palabra nos tropezamos con un autor dejado atrás por su propio género, presa de las arduas críticas de sus propios personajes, quienes ya intuyen su caducidad.

Cobardía

Un ideal no está hecho de kevlar, y con un monólogo se retrata a uno más de cientos de Pilatos modernos que se desentienden de viejos amigos con tal de Salvar su Piel.

Desencanto Pragmático

El caudillismo fue la gran epidemia de América Latina. ¿Y qué ha sido de quienes fueron oportunamente vacunados? Pues engavetaron sus causas nobles y se acomodaron en los roles oxidados que la sociedad ofrece. Excepto, claro está, de aquellos ingenuos que subrayaron sus creencias con sangre, como la chica de Aquella Huella en la Arena.

Virtualidad

La tecnología lleva la batuta del Siglo XXI, y nosotros somos los adictos, fascinados con la posibilidad de reinventarnos a la velocidad de un modem, como el protagonista de Pero No Estaba Yo, o de redactar impresionantes informes sobre niños desamparados como los de Despegue endeudado de las pulgas, mientras que nuestros hijos ensayan fantasías macabras en línea como las de El tiempo lo ha hecho, declaro, aguardando su turno para protagonizar la siguiente masacre del recreo.

Nótese la dicotomía del segundo cuento, cuyo contenido retrata el absurdo de la idiosincrasia del panameño, mas su título nos refiere a Debemos Ser Tercos de Diana Morán, que exalta las buenas cualidades de nuestro pueblo.

Aislamiento

La tecnología tiene un ojo ciego para quienes se aferran al pasado, y como quien está detrás de la membrana cósmica que separa dimensiones, aquella familia lejana que en El tiempo nos conjuga y nos declina evalúa los designios de la suerte al ganarse una lavadora es invisible para los técnicos que rastrean el meteorito que cruza la atmósfera decidido a segar sus vidas.

Rebeldía

Las reglas absurdas y retrógradas por las cuales se caracterizan muchas culturas tribales son como un cáncer inmune a la quimioterapia, y por mucho que el mundo progrese éstas retienen su firmeza como si la decadencia de las nuevas civilizaciones las reivindicara. Pero en Anclados a nuestras caricias, como pulpos Ariel sugiere la esperanza en aquel rasgo humano que siempre es oportuno: Rebeldía ante las autoridades absolutas.

Auto-Ausencia

¿Qué define a una persona hoy en día? ¿Elegimos nuestros trabajos en función de nuestras personalidades? ¿O será que nuestra identidad es construida por el empleo que hallamos disponible? Ariel nos plantea una sorprendente hipótesis en Ángeles que gimen en la lluvia.


Éstas son sólo nueve muestras de las veintitrés verdades que encontraremos en estas páginas maquilladas de ficción. Ariel luce una honda vena sarcástica con un balance ideal, pues el humor nunca llega a desvalorizar su planteamiento, pero la seriedad tampoco se deja rozar de la amargura.

La portada de En Nombre del Siglo es una joya de imagen, simbolizando la transición que el creador de Roque Robledo no logró hacer, a diferencia de Ariel Barría Alvarado quien no sólo cruzó el puente sino que supo reconocerlo y ahora disfruta de lo mejor de dos mundos, dos épocas, dos realidades.

Y el libro del nuevo siglo es tan interactivo como esos DVD’s inagotables. Puedes contactar al autor en búsqueda de la Guía Docente que gentilmente ofrece, opción que recomiendo estrictamente después de haber hecho una digestión pausada de los cuentos, para poder entonces contrastar apreciaciones con el trasfondo educativo de cada uno. La intertextualidad seduce con breves palabras, pues el ingenioso recurso de los títulos poéticos despierta suficiente curiosidad incluso en lectores que, como el suscrito, se inclinan más hacia la narrativa en prosa que al verso, y los impulsa a rastrear cada una de esas muestras del haber literario panameño, que aportan nuevos ángulos a los relatos. Así, por ejemplo, el cuento Amargo Laurel de Gajo Nuevo plantea justo lo suficiente para comprender la situación pero, si acudimos a los versos de Stella Sierra, ¿será que nos asomamos al alma de la protagonista?

“La vida nos propone finales abiertos,” señaló el autor en la presentación de la obra, haciendo referencia a las conclusiones de muchos de sus cuentos. Quizás en el siglo pasado podíamos refugiarnos en narraciones que ataban todos los cabos sueltos con un lindo lazo navideño al final. Pero en esta nueva era, reflejos como En Nombre del Siglo son justo lo que necesitamos para renovar nuestras energías en nuestras luchas cotidianas.

Referencia Bibliográfica:
Barría Alvarado, Ariel. En Nombre del Siglo. Panamá: Editora Géminis, 2004. 88 p.

No hay comentarios: