sábado, 22 de agosto de 2009

Para Eliminar Una Anomalía

La Historia a menudo provee suficiente material para que un autor atento logre colarse en sus grietas para insertar en ellas un relato de ficción memorable, y pocos episodios del Siglo XX se prestan para calcar sobre ellos un thriller como los años inmediatamente posteriores a la revolución cubana y el impacto que tuvo sobre los Estados Unidos la implantación de un régimen socialista en su patio trasero.

A este escenario David L. Robbins inserta a su personaje el Profesor Mikhal Lammeck en la novela The Betrayal Game. Lammeck es un historiador especializado en asesinatos políticos que ha viajado a Cuba a documentar un nuevo libro que planea escribir, aunque en el fondo está intuitivamente compelido a acercarse lo más posible al escenario de lo que sospecha será un trascendental acontecimiento.

La narración empieza a mediados de Marzo de 1961, poco más de un mes antes de la famosa invasión fallida de los exiliados cubanos en Playa Girón. El inminente ataque es un secreto a voces, y Lammeck ve en Fidel Castro lo que él considera una anomalía: Un hombre que puede cambiar la Historia, y por ende sospecha que muy pronto será la víctima de un atentado. A esa misma conclusión ha llegado el Capitán Johan, integrante de la policía secreta y custodio de la seguridad del caudillo, quien se aseguró de permitir el ingreso de Mikhal a Cuba para aprovechar su profundo dominio del tema.

La presencia de Lammeck en Cuba también le resultará conveniente a Bud Calendar, a quien llegaremos a conocer como el último agente de la CIA en Cuba. Gracias a su inescrupuloso compromiso con su trabajo y su despiadada eficiencia Calendar ha sido seleccionado para eliminar a Fidel, y no escatimará esfuerzos en lograr su objetivo. Bud llegará a revelarse como el principal antagonista de la obra, pero en el camino Robbins nos presenta a través de él una caracterización interesante del agente de la Guerra Fría al encarnar la singular obsesión que la inteligencia norteamericana tenía con Castro. Calendar utilizará todos los recursos a su disposición, desde los rebeldes locales hasta los mafiosos desterrados de La Habana, y no vacilará en obligar al profesor a tomar un rol activo en su conspiración.

Mikhal no es el típico héroe cortado con la misma tijera que algunos de sus colegas ficticios como Robert Langdon o Henry Jones Jr. Mikhal se dibuja como un verdadero académico de edad media quien—aunque sus estudios sobre los asesinatos famosos convenientemente le han inculcado técnicas de defensa personal y le han permitido dominar el uso de diferentes armas—definitivamente no se inclina a la acción y, pese a demostrar un compás moral aceptable, no exhibe el típico sentido de nobleza y sacrificio de la mayoría de estos personajes, lo cual le permite deambular por áreas grises tentado por la oportunidad de ver desde la primera fila cómo se escribe la Historia que tanto le intriga. Gracias a esto acompañamos a Lammeck a reuniones de la resistencia cubana, lo vemos intermediar entre conspiradores de la CIA y fraternizar con un joven desertor estadounidense que Calendar ha traído a La Habana para explotar sus talentos como francotirador.

Lo más interesante de The Betrayal Game es que Robbins evita la tentación de zambullirse en los hechos y opta por coreografiar los actos de sus personajes en torno a ellos, de tal forma que al prescindir de la necesidad de modificar eventos reales los pone al servicio de su propia ficción, brindándole un matiz de verosimilitud mayor. Inclusive cuando el protagonista finalmente está cara a cara con el líder de la revolución la escena adquiere un sabor de exótica autenticidad. Y es admirable que, pese a respetar estrictamente su contexto histórico—lo cual fácilmente podría generar un relato predecible—el autor se las ingenia para sorprendernos a medida que las lealtades se invierten, las alianzas se disuelven y las motivaciones ocultas se revelan más complejas e inesperadas.

The Betrayal Game es uno de esos thrillers inusuales que debajo de las técnicas obligatorias esconde un estrato de información que invita a reflexiones más allá de las aventuras de sus personajes. David Robbins hace gala de sus estudios sobre la controversial isla al concluir su relato con una revelación insólita que te hará reconsiderar los eventos de sus páginas y, aún más importante, propone interrogantes provocativas acerca de la letra menuda que se pierde en los reveces de la Historia.
Agosto, 2009

Referencia Bibliográfica:
Robbins, David L. The Betrayal Game. Nueva York: Bantam Books, 2009. 419 p.

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