Olvidé de momento que el arte de contar historias no consiste sólo en concebir una trama y personajes adecuados a la misma, sino en filtrar el mundo por las experiencias y la imaginación del autor, y ese ejercicio lo transforma en una versión singular dependiendo de sus perspectivas personajes.
En otras palabras, ahora tengo una trilogía de libros que me parecen lo mejor que Koontz ha producido en muchos años.
Como toda buena propuesta fantástica, la interacción de Odd Thomas con el más allá tiene sus reglas: Los fantasmas no pueden hablar ni emitir ningún sonido, lo cual obliga al protagonista a encontrar otras formas de comunicarse con ellos. Generalmente aparecen con la ropa en la que fallecieron y no pueden afectar nuestro mundo físico—salvo que hayan muerto de forma muy traumática y se encuentre en un estado iracundo, en cuyo caso Odd los denomina Poltergeists. También existen los bodachs, unas apariciones inhumanas e incorpóreas que sólo se hacen presentes cuando se avecina una gran tragedia y llegan al éxtasis con el sufrimiento de las víctimas. Además, Odd tiene un poder complementario, una especie de magnetismo psíquico que lo ayuda a localizar personas o sitios en los que enfoca sus pensamientos. Bajo esta premisa se desarrollan las tres novelas.
Odd Thomas
En su primera aventura, la inesperada llegada de bodachs a Pico Mundo conduce a Odd en una desesperada búsqueda, presentándonos al elenco de peculiares personajes que lo rodean y lo apoyan, mientras intenta descifrar cuál es el gran desastre que se avecina sobre el centro comercial de Green Moon.
Forever Odd
Los meses desde el incidente de Green Moon no han sido fáciles para Odd, pero cuando el padre de su amigo Danny Jessup se le presenta—recién asesinado—pidiendo su ayuda para rescatar a Danny, Odd no tiene más remedio que embarcarse en una nueva odisea. Danny padece de osteogenesis imperfecta, aflicción que hace que sus huesos se fracturen con cualquier impacto. Ha sido secuestrado por una misteriosa mujer llamada Dathura que convoca a Odd a las ruinas de un casino, en donde planea valerse de la abducción para explotar las habilidades de Odd.
Brother Odd
Ansiando paz y tranquilidad, Odd se ha marchado a vivir en un monasterio remoto en el cual los muertos no buscan su ayuda. Pero los problemas nuevamente tocan a su puerta en medio de una fiera tormenta de nieve, cuando criaturas que no son ni de este mundo ni de aquel empiezan a aparecer, amenazando a los niños enfermos a quienes cuidan en el convento.
Nuestro protagonista ha aprendido—o más bien se ha resignado—a existir con su inexplicable don y, los muertos, al percatarse de que él puede verlos, recurren a él para que les ayude a resolver las circunstancias que les impiden transitar al siguiente mundo. Ya que cualquier noche lo puede despertar un fantasma en pijamas buscando su ayuda, Odd no tiene otra opción que procurar simplificar el resto de su vida. Trabaja como cocinero y sueña con ser vendedor de neumáticos; se aferra a muy pocas posesiones, entre las que sobresale una tarjeta ganada en una feria que pronosticó su unión eterna con su adorada novia, Stormy. Y es que Odd no es un héroe; si pudiera se desharía de su habilidad especial en un parpadeo. Y la tristeza que inspira su deber se deja ver en su relato sin cruzar la frontera con la amargura.
Por otro lado, el concepto de que Odd está escribiendo manuscritos de sus aventuras invita a variaciones de las técnicas literarias utilizadas. En la primera novela se confiesa un narrador no fiable, y en la tercera juega con el tiempo y el espacio para mostrarnos escenas en las cuales él no participó. Esto le da versatilidad a su perspectiva unipersonal.
La saga también se enriquece gracias al conjunto de personajes con los cuales Odd interactúa en el pueblo desértico de Pico Mundo y luego en el convento. Una familia sustituta se forja como confidentes y guardianes de su habilidad secreta: El obeso escritor Ozzie Boone (y su gato El Terrible Chester) quien incita a Odd a plasmar sus aventuras en papel para la posteridad. El Jefe de Policía Wyatt Porter—el Comisionado Gordon de Odd—quien no está unido al protagonista sólo por su frecuente ayuda para resolver crímenes sino por un hondo afecto paternal. Terri Stambaugh, la jefa de Odd en el restaurante y la madre que su progenitora nunca fue. Luego en el convento adoptamos al misterioso bibliotecario Rodion Romanovich y al Hermano Nudillos, el más simpático sicario bregando por la redención.
Y Elvis Presley. Sí, el Rey del Rock and Roll vive con Odd.
Después de fallos como Christopher Snow, Koontz ha descubierto la gracia del protagonista recurrente. Y la prueba está en que de sus docenas de novelas éstas son las que más correspondencia de sus lectores ha recibido, y ya se está preparando una serie de comics manga sobre el personaje.
Mi única recomendación es que para futuras entregas se aleje de elementos de ciencia ficción y mantenga anclado al personaje en la maldad natural del hombre, que es precisamente el elemento que hizo de Odd Thomas la más impactante de la trilogía.
Septiembre, 2007
Manga de Odd: http://www.deankoontz.com/whats-new/odd-thomas-manga-press-release.php
Referencias Bibliográficas:
Koontz, Dean. Odd Thomas. New York: Bantam Books, 2003. 446 p.
Koontz, Dean. Forever Odd. Londres: Harper Collins, 2006. 419 p.
Koontz, Dean. Brother Odd. New York: Bantam Books, 2006. 430 p.