Meltzer, un gran fanático de Superman, por casualidad conoció a una pariente
de Jerry Siegel, uno de los creadores del legendario héroe de Krypton, y durante sus conversaciones fue descubriendo hechos interesantes de la familia Siegel y en especial el trágico acontecimiento que propició la invención del personaje más trascendental del Siglo XX, lo cual a su vez sembró la semilla de la mejor novela de Meltzer que he leído.La trama de The Book of Lies se impone la meta ambiciosa de armonizar elementos aparentemente dispares al plantear la pregunta: ¿Cuál es la relación entre el asesinato de Mitchell Siegel, el padre de Jerry, y el primer homicidio de la historia—la muerte de Abel en manos de su hermano Caín?
Encontrarle una respuesta queda en manos de Cal Harper, un joven que no es ajeno a las tragedias familiares, cuando una noche se encuentra con su propio padre—a quien no ha visto en diecinueve años, desde que fue a prisión por provocar accidentalmente la muerte de la madre de Cal—y lo salva de una herida de bala que al parecer fue disparada por la misma pistola que acabó con la vida de Siegel. Pero no hay tiempo para una tierna reunión familiar porque Lloyd Harper está involucrado en el transporte de un misterioso tesoro: El Libro de Las Mentiras, que oculta el arma secreta con la cual Caín asesinó a su hermano, la cual según su leyenda posee grandes poderes místicos.Cal y Lloyd de inmediato se encuentran en la mira de Ellis, un sociópata obsesionado con Caín y quien, guiado por un personaje misterioso que se hace llamar El Profeta, no está dispuesto a que nada se interponga entre él y los secretos del libro. Ellis inculpa a los Harpers del asesinato de un agente federal, lo cual motiva a su compañera, Naomi Molina, a emprender una búsqueda implacable de los fugitivos. La única forma de redimirse es exponiendo el objeto de la conspiración, y para esto deben descifrar las claves que Jerry Siegel, su último custodio conocido, legó al mundo ocultas en las páginas del comic más famoso de la historia, Action Comics No. 1, en el cual debutó Superman. A quien resuelva el enigma primero se le promete el premio más anhelado por la humanidad: La inmortalidad.
En esencia, The Book of Lies es una trama apoyada firmemente en un McGuffin, pero afortunadamente Meltzer comprende plenamente el tipo de historia que está contando y sabe que la clave no está en las peripecias de sus personajes sino en las relaciones entre ellos y cómo evolucionan a lo largo de la aventura. El autor se ocupa de dibujarnos perfiles muy bien trazados, y con cada uno de ellos el lector se identifica plenamente casi de inmediato. El prólogo que nos introduce a Cal instantáneamente nos rompe el corazón, y desde ese momento no nos podemos separar de él. La clave de un buen thriller está en la conexión emocional entre su audiencia y sus protagonistas, y aquí Meltzer nos hace partícipes de un drama en el cual es inevitable involucrarse.
Pero en la novela se rescata e inmortaliza otra historia que también exprime nuestros sentimientos: La de un niño a quien un crimen insensato le robó a su padre prematuramente y que una noche, embargado por la tristeza, se imaginó a un hombre a prueba de balas que hacía el bien. Meltzer nos narra ficción, pero la construye en torno a los hechos verídicos que marcaron la vida del creador de Superman. De la más mundana de las tragedias personales surgió un héroe fantástico que se convirtió en un símbolo mundial del heroísmo puro y desprendido.
Además, Brad experimenta con las fronteras de su novela: En su sitio web ofrece material suplementario sobre los hechos reales en los que se apoya el relato, lanzó una banda sonora para el libro con temas musicales escogidos para acompañar y aumentar la experiencia de capítulos específicos, y tiene una página dedicada al diario de Ellis, que sólo se men
ciona en la obra pero que ahí se puede leer en detalle para comprender mejor la motivación del principal antagonista. De todos estos experimentos el más admirable es el sitio Ordinary People Change the World con el cual organizó una colecta de caridad para restaurar el histórico hogar de los Siegels, pero desde donde también promueve el importante mensaje de que cada uno de nosotros es capaz de hacer un cambio positivo al mundo con sólo decidirse a actuar.Aunque repleto de intrigas, sorpresas y escenas inesperadas, The Book of Lies en realidad trasciende de un simple thriller y se consagra simultáneamente como un estudio emotivo de la compleja relación entre los padres y los hijos, como una propuesta concreta sobre el sendero a la inmortalidad, y como una advertencia sobre la importancia que los contadores de historias tienen en forjar el destino de la humanidad. Y, de paso, Brad Meltzer crea el vehículo ideal para hacerle reverencia a un creador que sin duda marcó derroteros que él mismo sigue como narrador moderno.
Meltzer, Brad. The Book of Lies. Nueva York: Hatchett Book Group, 2008. 435 p.






A fin de cuentas, el mayor enemigo al que el Profesor Langdon le hace frente en este libro no es Mal’akh sino el mismo Dan Brown, cuya monumental y controversial fama eclipsa tanto al protagonista como a la aventura. La atención de los medios se ha limitado a ver los resultados del leviatán publicitario detrás del lanzamiento de la novela, contando los millones de ejemplares vendidos sin inmutarse en descubrir si estamos ante un buen libro o no. Seguramente no seré el único lector que resiente la invasión del mercadeo desenfrenado en nuestro refugio entre las letras.
Algunos han alegado que Dan Brown está promoviendo una agenda ideológica específica a través de sus novelas de Robert Langdon, y aunque ignoro la veracidad de esa afirmación no cuesta detectar una temática consistente a lo largo de sus últimos tres libros. ¿Estaremos ante una conspiración de magnitudes mayores a las que expone el catedrático de Harvard? ¿Está Dan Brown valiéndose de literatura pop para subvertir las mentes de millones de lectores? En lo personal no he llegado a ese punto de paranoia envidiosa, pero ante la remota posibilidad de que ese fuera el caso, tengo que reconocer que el autor intenta transmitir un mensaje humanista sumamente positivo, y ese es el elemento más valioso y memorable en las quinientas páginas de The Lost Symbol.






























